La transformación en la oferta de valor de aquellas entidades que
facilitan la inclusión financiera resulta imperativo para sentar las bases
hacia un nuevo modelo de productos y servicios pensados más allá de
abrir una cuenta de ahorros y entregar una operación de crédito. Hace
40 años esta era la manera más adecuada de bancarizar y promover
la inclusión. Y hoy en día sigue vigente en muchas entidades. Sin
embargo, con las hoy llamadas “Fintech” nació una nueva industria
que usa la tecnología para transformar productos, servicios y procesos
de la actividad financiera. Se abren paso y se empiezan a consolidar
en un rol estratégico en diferentes segmentos de la economía,
vislumbrando que la reinvención y transformación a modelos de
atención más enfocados a las necesidades del cliente, es posible,
viable y sostenible.
El sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman desarrollo el concepto
de “Modernidad líquida” con el fin de hablar sobre las prácticas de
transformación que se necesitan para que la actualidad fluya hacia un
nuevo estado de modernidad, donde es necesario un cambio
constante y transitorio, el cual esta circunstancialmente atado a
factores culturales, pedagógicos y económicos. “Bauman” acude a
metáforas para aprender de la naturaleza y cita los términos “Solidos”
y “Líquidos” con el fin de hacer un símil, donde argumenta que los
“solidos” se establecen debido a la densidad y rigidez de sus
propiedades persistiendo en el tiempo. En cambio, los “líquidos”, se
desplazan con facilidad, fluyen, se desbordan, no se atan al espacio ni
al momento; y lo más particular es que no conservan una forma
durante mucho tiempo. Por consiguiente, la modernidad según
“Bauman” es susceptible de sufrir un “proceso de licuefacción”
constante. Esta afirmación se vuelve relevante con la famosa frase
acuñada hace siglo y medio “derretir los sólidos” la cual se refería al
tratamiento que el espíritu moderno daba a la sociedad que se
encontraba estancada y resistente a los cambios. Bauman sostenía:
“que hoy en día la mayor preocupación de nuestra vida social e
individual debería ser en prevenir que las cosas se queden fijas, que
sean tan sólidas y que no se puedan cambiar en el futuro. Hay que ser
flexibles, lo que significa no estar comprometidos con nada para
siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier
momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida.
Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia
la forma del agua”.
Esta actual coyuntura por la que atraviesa Colombia debido al
Covid19, deja en evidencia las debilidades de un país que debe forzar
la “Licuefacción” de varios sectores para buscar un equilibrio en la
economía y enfrentar el futuro de una manera propositiva y no
reactiva. Ahora; dicho esto. Hay que hacer un llamado con urgencia a
todos aquellos interesados en promover, ofrecer e impulsar servicios
financieros, para que se comporten “líquidamente” y junto con las
Fintech sigan construyendo desde la confianza y transparencia el
camino hacia un ecosistema financiero digital ágil, fundamentado en la interoperabilidad. Este llamado tiene una gran responsabilidad,
ya que sin duda es una de las mejores opciones para facilitar la
inclusión financiera al tener que proponer alternativas fáciles, rápidas y
seguras, y así, a través de sus servicios, las personas empiecen a
registrar un mayor uso en los diferentes canales digitales.
Ahora dado este primer paso de estructurar el ecosistema, se necesita
promover el “Open Banking” que no es más que el uso de información
bancaria y de las entidades financieras con terceros sin tener que
preocuparse, es decir, compartir información con proveedores
estratégicos; que al igual que los bancos y entidades financieras,
buscan colocar al cliente en el centro del modelo de negocios. Este
paso podría agilizar y simplificar infinidad de procesos, como:
solicitudes de crédito instantáneas, mejoras en las condiciones de
financiación o inversión, y acceso a productos pensados en la
necesidad de cada cliente, entre otras. Para las entidades financieras,
tener acceso a estos datos posibilita detectar de manera más
temprana el fraude, el riesgo de crédito, la capacidad de pago de los
clientes. En definitiva, ser más eficientes, proponer mejores servicios y
disminuir costos.
En España, las principales entidades bancarias ya trabajan open
banking. La primera fue BBVA, que además fue una de las pioneras a
nivel mundial al lanzar en mayo de 2017 BBVA API Market. Una
plataforma a través de la cual se abre comercialmente y se permite a
empresas, startups y desarrolladores lanzar nuevos productos y
servicios accediendo e integrando los datos bancarios de los clientes,
previa autorización, en sus aplicaciones.
En enero de 2018, el Banco Santander lanzó una aplicación móvil para
sus clientes la cual ofrece el control de sus finanzas personales,
permitiendo gestionar sus presupuestos, hasta la consulta de recibos,
pasando por diferentes recomendaciones de ahorro. Dicha aplicación,
fue bautizada como Money Plan y también permite a los usuarios,
añadir información de otros bancos.
Si bien es cierto que en Colombia aún falta camino por recorrer, las
condiciones en las que los bancos y entidades financieras pueden dar
acceso de la data, deberá estar enmarcada en los límites de la
información que pueden facilitar a terceros y esto debe estar
supeditado a la información que el cliente desea compartir. Dicho esto,
hay que comenzar a entender que la competencia no debería ser las
Fintech o startups financieras, pero la posición de innovación
constante las pone como una amenaza en el proceso de
“Licuefacción” hacia la modernidad. Sin embargo, hay que pensar
diferente, en el ecosistema son la punta de lanza y están llamados
abrir el camino. La amenaza no son las Fintech, ellos ven que la
oportunidad está enfocada en disminuir el uso del efectivo, pero deben
entender que el fortalecimiento de las unidades productivas es
relevante para que estas puedan incorporar el uso de tecnología y en
promover la educación financiera para que se pueda acceder a
portafolios más versátiles, donde los consumidores puedan pasar de
un simple crédito a tomar decisiones más informadas que permitan
optimizar el manejo de sus recursos y hacer uso de más servicios
financieros como una forma para desarrollar su inclusión financiera y
social.
Promover el uso de un ecosistema financiero digital, debe ser
primordial en el país. Esto con el fin de hacer de la digitalización de la
economía una ventaja competitiva y proyectar a Colombia como una
de las economías emergentes más prometedoras de Latinoamérica. El
éxito en este camino estará en repensar los modelos de negocios,
debido a que el futuro y sus tendencias están enmarcados en el uso
de tecnología, eficiencia en los procesos, servicio al cliente y alianzas
estratégicas que permitan sostener una oferta de valor diferenciada
con productos más ajustados a las necesidades de la población.
Erwin Perpiñan Perdomo.
Economista – Consultor en Inclusión Social y Financiera
Correo: erwinpp@gmail.com