FOGACOOP diseñó un modelo de evaluación para el riesgo de liquidez, y desarrolló una herramienta para identificar y medir este riesgo en las cooperativas inscritas de una manera ágil y oportuna, que comparte con sus cooperativas y, el cual, va a ser parte de los modelos de evaluación y seguimiento de riesgos utilizados por el Fondo, junto con el MAT y el
CAME, aspecto que le permitirá al Fondo continuar ayudando a las administraciones en el mejoramiento de la viabilidad financiera de sus entidades.
A partir del pasado 8 de junio, esta herramienta para gestionar el riesgo de liquidez IRL se puso a disposición de las cooperativas inscritas en el portal web de la entidad www.fogacoop.gov.co en la sección de “Cooperativas”, donde podrán interactuar con la herramienta, generando diferentes escenarios con el objetivo de desarrollar las estrategias y acciones para garantizar que los recursos estén disponibles cuando se necesiten.
En la página de la herramienta, se dispone de un formato para que las cooperativas soliciten la generación de un usuario administrador. Se precisa que se generará un usuario por cada cooperativa inscrita, quien se encargará de administrar la herramienta y crear los demás usuarios que la cooperativa requiera. Es importante aclarar que la solicitud de generación
de usuario deberá ser enviada por el representante legal de la cooperativa inscrita al Fondo.
Los invitamos a que vean el video de lanzamiento de la herramienta por parte de la Directora de FOGACOOP, Dra. Maria Elena Grueso Rodríguez.- en la página de inicio del portal de la entidad en la sección de multimedia, y a que las cooperativas inscritas hagan uso de la herramienta y de sus funcionalidades, pues ésta les permitirá tener un mejor
entendimiento de la situación de liquidez, y les permitirá poder identificar oportunamente este riesgo que puede afectar su operación, lo cual, sin lugar a duda, contribuirá al fortalecimiento del sector y al cumplimiento cada vez más eficiente del objeto misional del Fondo, que es la protección de la confianza de los depositantes y ahorradores de las entidades cooperativas inscritas.
Apoyo a la continuidad solidaria frente a la pandemia
Las limitaciones de movilidad decretadas por el Gobierno para evitar la propagación de la pandemia ocasionada por el COVID-19, está impactando las fuentes de ingresos de las empresas y hogares colombianos en todo el territorio nacional. Debido a esta circunstancia, muchos de los clientes del sector financiero y asociados del sector cooperativo están buscando la forma de superar la crisis de la mejor forma posible, utilizando las opciones
que les brindan las regiones en que se desenvuelven y los entes en que depositan su confianza.
Dado el número de asociados que atienden y la ubicación geográfica en que residen, las entidades cooperativas que ejercen actividad financiera juegan un papel importante para que la propagación del virus se controle en muchas regiones, ofreciendo las alternativas financieras que requieren las personas que tienen su actividad económica en su área de influencia. Por esta razón, deben ser muy creativos en buscar la forma de que la base social pueda acceder desde cualquier ubicación a sus servicios, sin tener que exponerse a ser contagiados.
Como parte de las buenas prácticas y dentro del esquema de regulación prudencial que está poniendo en marcha la Superintendencia de la Economía Solidaria, se encuentra en proyecto la implementación en las cooperativas del Sistema Integral de Administración de Riesgos SIAR, en particular el Capítulo IV que trata sobre el SARO – Sistema de
Administración del Riesgo Operativo.
Es conocido que este sistema debidamente gestionado previene pérdidas económicas derivadas de factores como el recurso humano, los procesos, la tecnología, la infraestructura y los acontecimientos externos, para lo cual la norma establece lineamientos, reglas y parámetros que deben ser implementados por las cooperativas de tal manera que cuenten con información que les permita adoptar decisiones oportunas para la adecuada mitigación de eventos derivados de estos riesgos operativos.
Dentro de estos lineamientos se encuentra el de “Desarrollar e implementar el plan de continuidad del negocio”, sobre el cual vale la pena mencionar algunas buenas prácticas para su definición e implementación, considerando que este riesgo de continuidad una vez materializado afecta de manera directa al usuario y requiere ser tratado con el mayor
cuidado para evitar que se presente una sensación de problemas y pérdidas en la confianza del público y en la base social de la cooperativa.
Un plan de continuidad de negocio (o BCP por sus siglas en inglés) tiene como objetivo mantener la funcionalidad de la organización a un nivel aceptable durante una situación de crisis transitoria provocada por la interrupción abrupta de sus procesos. Estas interrupciones son generadas por fallos tecnológicos, daños o pérdidas de infraestructuras físicas, ataques
cibernéticos, contingencias sanitarias o ecológicas bien sea generales o localizadas que afectan a las personas, tal como la que ha generado el COVID-19, entre otros motivos.
La continuidad del negocio no solo debe abarcar el respaldo de la información o de contar con alternativas para soportar fallos de la infraestructura física y/o la tecnológica, la indisponibilidad de grupos de personas tiene altos efectos para la continuidad, en especial
cuando son las únicas que poseen la experticia y el conocimiento especializado de procesos críticos, lo cual debe ser tratado mediante mecanismos de transferencia de conocimientos, documentación de procesos, rotación de personal.
Es básico en un plan de continuidad establecer mecanismos de aseguramiento de la información, pero igual de importante es lograr acceder a esa información previamente respaldada mediante mecanismos ágiles y seguros, para continuar la operación en el tiempo que se ha definido como límite antes que se materialicen las pérdidas o se pierda la confianza de los asociados.
Una adecuada gestión de una situación crítica que afecta la continuidad se logra si previamente se han definido un marco de gobernabilidad y una organización que actúe en función de las etapas básicas de este tipo de planes como son las de notificación, recuperación y retorno a la normalidad. Es importante definir roles y responsabilidades de
tal manera que las acciones se ejecuten de manera coordinada y el flujo de información y la toma de decisiones este prestablecido.
Una adecuada comunicación tanto para el personal de la entidad como para el público, interesados y grupos objetivos de mayor importancia, realizada oportunamente y bajo criterios de transparencia, minimizan de manera sustancial los impactos que tiene una situación crítica de interrupción del servicio.
Por último, un plan de continuidad es efectivo si se ha dispuesto de recursos para implementar las soluciones de contingencia, se ha capacitado a los funcionarios, el grupo de dirección está preparado para el manejo de crisis y el plan ha sido probado en sus diferentes escenarios.
Es conocido el refrán que señala que los riesgos sucederán en algún momento, lo que no sabemos es cuando van a pasar. La experiencia que vivimos con el COVID-19 nos muestra que efectivamente los riesgos, aunque catalogados con una probabilidad remota, sí se pueden materializar y que es necesario estar preparados para afrontar sus impactos, entre
otros, con un plan de continuidad efectivo.