Al recordar que el liderazgo no se da silvestre y que nada hay imposible para el ser humano siempre que se entrene rigurosamente para lograrlo, es necesario auscultar por qué el mundo padece de ausencia de líderes.
Respuestas seguro hay muchas y de repente también una que otra disculpa; pero en opinión de este investigador, si hace falta evaluar las necesidades y las habilidades que los administradores precisan hoy y mañana para convertir su actitud de jefes en vocación presente y futura de líderes.
A la ausencia de liderazgo en el llamado sector solidario de la economía hay que buscarle explicaciones sociológicas y políticas. Es evidente que hay muchos jefes y muy pocos líderes, razón por la cual dicho sector económico no sobresale en el ámbito nacional como se podría esperar de un grupo humano que se precia estadísticamente de estar conformado por más de seis millones de colombianos. Seis millones de personas es una masa crítica capaz de marcar cualquier derrotero en una sociedad donde solo quince millones de almas son las dispuestas políticamente a decidir su futuro.
Desde el punto de vista sociológico el enfoque del liderazgo está relacionado con su proceso de construcción social. Este proceso es analizado mediante los dos conceptos principales del “constructivismo estructuralista” de Bourdieu: habitus y campo del líder político. Conceptos que expresan las dimensiones subjetivas y objetivas del fenómeno del liderazgo (José Francisco Jiménez Díaz Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. España).
Ahora; como ya señalaron Bass y Stogdill (1974) en su Handbook of Leadership, existen tantas definiciones de liderazgo como investigadores han intentado definirlo. Por ejemplo la Enciclopedia internacional de las ciencias sociales admitió que el liderazgo podía ser estudiado desde tres aspectos diferentes: psicológicos, sociológicos y políticos (Gibb, Tannenbaum y Seligman, 1979:589-608).
Dado que el ejercicio del liderazgo toca directamente con el tema del poder es válido preguntarse si existe o no un claro vacío de éste último; que se entronca en la incapacidad de desarrollar y ejerces actitudes y aptitudes fundamentadas del carisma de líder, puesto que estas demandan un alto componente de autenticidad, de la cual los “jefes” no hacen gala, dejando muy lejos la vocación de líderes. En palabras de Jiménez Díaz, en la práctica el poder de los líderes se ha aplicado a las tres funciones siguientes, muy generales y relacionadas entre sí: fijar los fines, metas u objetivos de la colectividad; crear las estructuras necesarias para alcanzar los fines de ésta; y mantener o reforzar esas estructuras.
Entonces que hacer frente a una realidad que grita a voces la necesidad de formar líderes capaces de ejercer su carisma en función de generar y fortalecer la vocación de poder suya y de la comunidad, poder entendido como capacidad de servir para transformar las viejas estructuras que conservan la dominación y la dependencia; más allá de imponer estratégicamente su voluntad para lograr fines meramente personales de mando, prestigio o riqueza material.
Pero… ¿será posible crear y desarrollar habilidades de liderazgo en las personas que dirigen procesos comunitarios? ¿cuáles son esas habilidades? ¿como gestionarlas?
Esta es la nueva tarea de las llamadas escuelas de liderazgo.
Desde el punto de vista de la dinámica individual se debe trabajar intensamente en tres dimensiones del desarrollo y fortalecimiento de las habilidades de inteligencia emocional, esto es: autoconsciencia, gestión de las emociones y manejo del conflicto. Desde el punto de vista de la dinámica social es necesario: expresar explícitamente empatía y generar confianza. Y respecto del trabajo en equipo la primera y trascendental misión del líder es empoderar a otros, luego delegar y siempre cooperar con la comunidad (Melanie Amaya, Mayo 2019).
El líder enfrenta un contexto de alta competitividad que cambia a gran velocidad. Vive en un mundo digital y globalizado que requiere un nuevo tipo de liderazgo y de ejercicio del poder.
Por: José Tomás Silva Morantes.
Mg. en Diseño gestión y dirección de proyectos.
Esp. en Docencia universitaria. Sociólogo y abogado.