Las cooperativas financieras de ahorro y crédito dicen que tras el colapso del consenso de Washington y la enorme brecha que propició entre pobres y ricos, es hora de revisar una hoja de ruta equivocada.
En los umbrales del nuevo año son varios los balances que surgen y en materia económica este tipo de arqueos no son pocos ya que unos vienen llenos de reconocimientos al manejo económico, al empuje de los empresarios, al compromiso de la clase trabajadora y a una serie de coyunturas que terminan definiendo la realidad del aparato productivo, hoy tan atado a la globalización y ese vaivén de los mercados en donde juega papel importante la geopolítica, los precios del petróleo, el comportamiento de los commodities y el factor tasa de cambio.
Las cooperativas de ahorro y crédito de gran dinámica en los últimos años en los que han podido demostrar que también son protagonistas de una economía que adolece de corazón e inclusión, han expresado sus preocupaciones, no por el año que termina, sino por una situación que hace metástasis regional e inclusive mundial y que tiene que ver con el modelo económico, el que consideran fracasó terriblemente, dejando al país con un aparato productivo desconectado, un empleo que se marchitó porque fue reemplazado con importaciones y una brecha social que hoy hace de Colombia uno de los países más desiguales del mundo.
Aseguran que los balances no pueden ser más lamentables en vista que el país se raja en el índice de Gini, en las pruebas SABER y en unos aspectos elementales de manejo de política de estado para fomentar empresas, reactivar el campo y adoptar la educación como un pilar fundamental del progreso.
El Presidente de la Federación Colombiana de Cooperativas de Ahorro y Crédito y Entidades Financieras, Fecolfin, Enrique Valderrama Jaramillo, afirma que es un hecho que el modelo económico de Colombia colapsó dejando claro que el consenso de Washington fue ensayado e inclusive puesto en órbita durante muchos años en Colombia, en la región y en el mundo.
Desde su punto de vista la debacle del modelo económico que está mandado a recoger por los saldos lamentables que dejó está llamado a una revisión y a unos posibles ajustes para entrar por una senda nueva en donde haya espacio para el progreso y para el desarrollo de una vida llena de oportunidades para empresarios, de todos los tamaños, para emprendedores y para el público que ya muestra saturación y cansancio con un modelo que acomodó todo para que los ricos fueran mucho más ricos y los pobres fueran extremadamente pobres, dejando ver que el esquema neoliberal fue equivocado porque amplió la brecha social, redujo opciones, privatizó los activos de la nación y entró en una tónica equivocada y totalmente por fuera del contexto de una consecuente política económica.
El tema para muchos ya asomaba con Chile que pasó de tener empresas y activos a no tener respaldos ni pertenencias ya que lo que había quedó en manos del capital extranjero. El mismo caso de Colombia en donde las empresas fueron privatizadas sin una tasa de retorno para la población y en donde fueron usados los mismos mecanismos de engaño como fue el caso puntual de la Electrificadora de Boyacá y luego Imagen, una joya de la corona que fue feriada para pagar obras que fueron entregadas en concesión, algo inexplicable.
Los cambios son necesarios, subrayó Valderrama Jaramillo, pues un ejemplo fue la China Roja de Mao que no miraba más allá de sus fronteras a la transformación de la China empresarial y pujante que lanzo Deng Xiaoping, un visionario y todo un precursor del capitalismo social.
“El modelo económico de Colombia urge de una revisión porque tal y como está no sirve para darle solución a los problemas, y en el mundo ya hay una nube muy grande de protestas, impulsadas por las redes y en total apogeo por el inconformismo de las personas que optaron por salir a las calles. Este problema de desigualdad no se puede dejar crecer y aquí no estamos hablando de los intereses de izquierda o de derecha, no aquí decimos que hay que entrar a solventar los grandes problemas y desigualdades de millones de seres humanos que trabajan durante toda una vida para terminar con las manos vacías y sin nada positivo para las generaciones que vienen”, precisó Valderrama.
Al hacer su divagación, el dirigente cooperativo dejó claro que el mundo, lo cual incluye desde luego a Colombia no volverá al socialismo o comunismo de Marx ni al capitalismo de Keynes, el hombre que revolucionó al mundo posguerra con sus teorías en donde la demanda agregada era parte de la columna vertebral. Dijo también que menos el país aceptará, luego de lo experimentado, las teorías neoliberales de Friedrich Von Hayek y Milton Friedman.
Para el connotado directivo, hay formas intermedias con las cuales hay manera de avanzar, es decir un poco de modelo de mercado con un poco de perfil social, pero ello sin extremos y si por el contrario generando una serie de instrumentos que permita hacer justicia con todos, advirtiendo que no todos son iguales, pero si seres humanos que requieren de equidad para impulsar sociedades mucho más justas.
Hay un hecho cierto y es que el modelo económico resultó un completo fiasco, el paradigma hoy es señalado como el vehículo más pecaminoso e impío de acumular riqueza y propender por la exclusión, haciendo que los bancos y unos más llenen sus bolsillos en tanto los trabajadores y los empresarios de las pyme desocupan sus cuentas y billeteras. La famosa política neoliberal dejó a muchas personas con una mano adelante y la otra atrás, haciendo que de manera amable y en común acuerdo los errores se aborden al unísono y con el tiempo logren subsanarse porque como dice el viejo dicho, “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”.
Algunos comentan con mofa que el modelo, ese que tanto promocionaron los neoliberales, resultó, a juzgar por el traspié en el Cono Sur, todo un paquete chileno.