El pasado 27 de marzo el Dane publicó las cifras oficiales de ahorro bruto, el cual representa la parte del ingreso disponible del país que no se gasta en bienes y servicios de consumo final, permitiendo con estos recursos la adquisición de activos (inversión) por parte de los agentes económicos. Medido como puntos de PIB (es decir, monedas de una alcancía), el ahorro bruto de 2023 fue de 10,1 puntos del PIB, el valor más bajo desde 1960, según medidas aproximadas del Banco Mundial.
Juan Daniel Oviedo, exdirector del Dane y actual concejal de Bogotá, afirmó que la “incertidumbre del discurso de política económica del Gobierno nacional y las altas tasas de interés” llevaron a las empresas a reducir en casi la mitad su capacidad de ahorro en 2023, la más baja de la historia reciente”.
Ante esta situación, señaló que se deben generar incentivos a la inversión privada. Además, crear un clima de confianza en los hogares y tener coherencia en las políticas públicas.
“Haber tenido la cifra de ahorro bruto más baja de la historia (como puntos porcentuales del PIB) es algo que nos debe unir, con el propósito de generar incentivos a la inversión privada de empresas y hogares con un clima de confianza y coherencia en las políticas públicas, y no en distracciones políticas e ideológicas que nos hacen perder el sentido de prioridad como sociedad”, dijo el actual concejal de Bogotá, quien, además, pidió una política “efectiva” del Gobierno nacional y de los alcaldes de las principales ciudades del país en materia de vivienda de interés social, lo cual consideró que es “urgente”.
La gráfica nos demuestra que para el 2019 el país contaba con 16 monedas en su ahorro, lo que quiere decir que con corte al año pasado se perdieron casi dos monedas por cuenta del crecimiento acelerado en el consumo en la recuperación después de la pandemia. Ahora, si se hace la comparativa entre el 2022 y el 2023, se observa que el consumo presentó una reducción a raíz de la las altas tasas de interés, el bajo crecimiento de la economía y la desaceleración del empleo.
De esas diez monedas que quedaron en la alcancía, siete son de las empresas. De acuerdo con el también economista, si bien esto refleja el ‘músculo’ empresarial que existe a la hora de convertir ese ahorro en inversión, también resalta la caída del ahorro bruto de las empresas en el periodo antes mencionado, puesto que antes el sector contaba con un poco más de 14 monedas.