Colombia hace a un lado los beneficios del TLC

Después de nueve años de entrar en vigor el tratado de libre comercio, TLC, los empresarios manifiestan que ese trabajo no se evidencia, aseguran que se ha desaprovechado una gran oportunidad de intercambio que genere mayor productividad.

Por: Paula Andrea Huertas
Correo: pahuertaspe99@gmail.com

Hace nueve años partieron los primeros cargamentos bajo la figura del TLC, un avión que salió del Aeropuerto El Dorado de Bogotá con 4.200 cajas de flores con destino a Miami y luego un barco que salió de Cartagena con bienes protegidos por las nuevas reglas comerciales binacionales. Sobre tiempo el balance no es generoso y más bien ha dejado un sabor amargo porque Colombia, en opinión de los exportadores y expertos en comercio exterior, no ha sabido capitalizar un mercado enorme en donde reinan las oportunidades.

El presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior, ANALDEX, Javier Díaz Molina, dijo que infortunadamente Colombia no ha aprovechado de manera adecuada el TLC, pues si bien era necesario firmarlo para no quedarse por fuera de un acuerdo con Estados Unidos que les permitiera un arancel de cero a las exportaciones, lo cierto es que las expectativas no se han colmado en estos nueve años.

La negociación, afirmó, era perentoria porque el país iba a quedar al garete del gran comercio mientras que los socios en la región hacían la tarea de matricularse en la globalización, tal y como pasó con México, Chile y Centroamérica, que lograron un TLC, lo cual implicaba una tarifa de cero a sus productos, era imposible pretender quedarse por fuera, pagando impuestos de ingreso porque las preferencias arancelarias que hubo, eran unilaterales, es decir que en cualquier momento las podía quitar Estados Unidos.

“El TLC con Estados Unidos no lo hemos aprovechado porque cuando entró en vigencia en el 2012 estábamos en plena Enfermedad Holandesa, la revaluación del peso originada por la bonanza petrolera o de los precios del crudo, llevó a que centráramos nuestras exportaciones básicamente en productos minero-energéticos, descuidando todo el resto. La verdad no era rentable cargar bienes diferentes a los del sonado boom, ya que la rentabilidad estaba en hidrocarburos y otros minerales así como en los no transables internacionalmente, pues en el país logró desarrollarse todo el sector financiero, pero igualmente, las comunicaciones, telefonía y otros que no se tranzaban de forma global y que finalmente alcanzaron un avance considerable, pero los bienes transables, por culpa de la costosa revaluación, no lo hicieron”, explicó el señor Díaz Molina.

Consideró que el país tiene hoy unas condiciones diferentes, lo cual invita a explorar mecanismos y fórmulas de comercio que permitan aprovechar ese contexto de comercio, un acceso al mercado de los Estados Unidos que bien utilizado permitirá diversificar la canasta exportadora y no depender exclusivamente de minero-energéticos sino tener productos agrícolas, agroindustriales, manufactureros y de alto valor agregado que puedan arribar sin ningún problema en el demandante país del norte.

En opinión del dirigente gremial, el sector agrícola y el de la agroindustria es el que puede responder más rápidamente a la demanda que tiene Estados Unidos, claro está, avanzando en la definición de protocolos fitosanitarios que permitan cumplir con las normas de control de plagas y enfermedades que eventualmente expongan la tranquilidad sanitaria del reciente socio comercial.

Al hacer su análisis de opciones vía TLC, Díaz Molina indicó que Colombia tiene que ver cómo puede diversificar su oferta exportable en el frente de las manufacturas puesto que hay una industria liviana que ha mostrado relativa competitividad, es decir que hay posibilidades en sectores como las confecciones, plásticos, químico, farmacéutico, calzado y manufacturas en cuero, sumando también la parte agroindustrial de alimentos.

“Particularmente en esta coyuntura, cuando Estados Unidos está replanteando su aprovisionamiento, surge la inquietud de qué podemos hacer nosotros para atraer algunas producciones que perfectamente funcionarían en Colombia, o de qué forma conseguimos ser proveedores estratégicos en Norteamérica, teniendo en cuenta ese fenómeno que se está dando de fraccionamiento o rompimiento de esas cadenas globales de valor y el surgimiento de cadenas regionales de valor. Por su posición geográfica, Colombia podría aprovechar ese reacomodamiento, hoy en plena vigencia”, sostuvo el directivo.

Pese a las fallas, a la tarea no hecha y a una ventaja que han tomado países como Perú y Ecuador, ANALDEX estima que todavía hay tiempo de retomar acciones y salir adelante con una economía dinámica que reconozca la vocación agraria, que recupere empresas claves en el desarrollo, apuntándole a la agroindustria y asumiendo como política el valor agregado, la calidad e inocuidad de los productos.

Un nuevo país reclama la actividad en la pequeña y mediana empresa, la generación de empleo y la reactivación económica fundamentada en pilares consecuentes de demanda interna. Es una apuesta ideal en los empresarios, gremios y el público, es el Made in Colombia, productos diferenciados, valor agregado y oferta exportable, una tarea que, a criterio de ANALDEX, es la enseñanza que queda de la pandemia que golpeó de manera contundente el aparato productivo por los cierres, la suspensión de actividades y el confinamiento.

Redacción Perspectiva

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