Desde hace 80 años se viene realizando el reciclaje informal en las calles del país, pero solo desde 1991 se tienen conceptos jurídicos que le han permitido tener algunos derechos fundamentales, pese a ello hay vacíos legales en materia de trabajo que aún no lo reconoce formalmente como un trabajo.
Por: José R. Álvarez
filosofiaalvarez@gmail.com
La historia del reciclador se remonta a la época de la violencia rural en Colombia a mediados del siglo XX, debido a esto la gente se desplazó a las principales ciudades, allí por el aumento de población empezó la problemática de falta de empleo y oportunidades.
La solución que hallaron miles de estas personas fue recuperar en las basuras de los demás, materiales reciclables que pudieran vender para obtener algún tipo de dinero y así un sustento. Esta es una práctica muy antigua, pues los egipcios reciclaban momias, los griegos barcos, los japoneses el papel y sobre la Europa de la Revolución Industrial se recicló todo tipo de materias primas.
En Colombia desde el fortalecimiento de la ley laboral en los años 90, los recicladores han entablado disputas jurídicas por los vacíos legales que hay, los cuales no permiten definir este oficio de función social y ambiental, como un trabajo formal con regulaciones laborales.
En el país la voz más emblemática de los derechos de los recicladores es Nohora Padilla Herrera, una mujer trabajadora y emprendedora, que inició en el reciclaje desde que tenía 7 años, hoy 35 años después sigue en este oficio, pero como líder de los gremios nacionales de recicladores. Ella es la fundadora de la Asociación Cooperativa de recicladores de Bogotá, donde agrupan a 3.500 trabajadores recicladores y también es la cabeza de la Asociación Nacional de Recicladores con 20.000 asociados activos.
Nohora menciona que el Sector Solidario fue esencial en sus inicios para poder organizarse y convertirse en una cooperativa, desde la cual han luchado por la dignificación de los recicladores, además de visibilizar la vulnerabilidad de estos trabajadores por la falta de servicios sociales, de los cuales si puede contar cualquier trabajador formal.
El papel de los recicladores es vital dentro del modelo de Economía Circular como gestores de residuos y material reutilizable. Según el Ministerio de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, se calcula que en Colombia se disponen aproximadamente 12.000.000 de toneladas anuales de basura, de las cuales el 65% son orgánicos y el 35% son inorgánicos. De esta misma cantidad el 40% son dispuestas de forma adecuada, 50% reciben un mal manejo y un 10% son recuperadas para ser transformadas y utilizadas por recicladores, en su mayoría pertenecientes a un gremio que en conjunto apenas reciclan 2.500.000 de materiales al año.
Si aún queda duda de la importancia del trabajo de los recicladores, solo basta con preguntarse qué otro sector industrial tiene toneladas de materia prima inagotables, como son los miles de desechos que se producen a diario, por ejemplo, según la Comisión V del Senado de la República afirma que en el año de 1994 se producían 14.000 toneladas diarias de residuos, en 1998 más de 22.000, en el 2004 la cifra ascendió a 27.300 toneladas y para el año 2020 un promedio de 32.876 toneladas diarias de basura, de las cuales solo se recicla el 16% de manera manual por parte de los recicladores.
Otro ejemplo de cooperativismo para los derechos de los recicladores lo da Planeta Verde, una organización que nació en Rionegro Antioquia en el 2002. Desde que se constituyó han tenido 3 objetivos fundamentales, 1º Contribuir a la conservación y preservación del medio ambiente; 2º Dar un manejo adecuado a los residuos y 3º generar empleo con población vulnerable.
Actualmente es una cooperativa de trabajo asociado que agrupa 94 recicladores de oficio en el municipio de Rionegro, aunque son pocos se han dado a reconocer en la región como la entidad que lucha por los derechos de los recicladores y la reivindicación de su oficio. Martha Elena Iglesias, directora de Planeta Verde, asegura que la función de la entidad es comercializar material reciclable que les compra a sus asociados, para luego revenderlos, y con el excedente que se genera en esa compra y venta, es que pueden invertir en mejorar las condiciones de vida y trabajo de los recicladores.
“Sector Solidario y recicladores hacen una combinación ideal”, así lo expresa Martha Elena, pues “somos una cooperativa de trabajo asociado y consideramos que es la única figura en que los pobres en Colombia podamos hacer empresa, porque nosotros no aportamos dinero, nosotros aportamos trabajo y esta fue la única figura que encontramos para organizar toda esta población recicladora que necesitaba formalizarse”.
El aporte de los recicladores a la sociedad es incalculable, porque ese trabajo silencioso que no queremos reconocer en las calles, recogiendo lo que otros botan y que disminuye el acumulamiento en los rellenos sanitarios de miles de toneladas de basura, es una de las labores que hoy en día ha permitido que la contaminación no se desborde en senderos, alcantarillados y pequeños arroyos.
Los recicladores también fueron los primeros en demostrarle al mundo que en los rellenos sanitarios había riqueza, pero más que riqueza había dignidad. Como sociedad nos cuesta entender que detrás de esas manos sucias que hurgan en una bolsa de basura, hay un ser humano que tiene un hogar o una familia y, que de ese trabajo duro en las calles depende su sustento diario.
La Economía Cooperativa permite que estas entidades demuestren cómo a través de las figuras jurídicas solidarias, se pueden hacer grandes aportes al desarrollo social, económico y ambiental del país.