Una empresa innovadora que combate la contaminación y busca crear un futuro sostenible.
La creciente contaminación del planeta es una preocupación cada vez mayor. Las grandes corporaciones e industrias han dejado una huella de carbono tan impactante que según un informe de la Organización de Naciones Unidas publicado en 2021, la producción de sustancias químicas se ha duplicado entre 2000 y 2017. Se estima que esta cifra se duplicará nuevamente para el año 2030 y se triplicará para el 2050, lo que podría acarrear consecuencias catastróficas para toda la humanidad.
Actualmente, la contaminación ambiental es responsable de una de cada seis muertes en el mundo. Este dato es alarmante, ya que supera el número de muertes por enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis. Las enfermedades respiratorias no son las únicas causantes de estas muertes; los contaminantes también provocan intoxicaciones agudas, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias, efectos adversos en los sistemas inmunológico, entre otras, y esto resulta en la prematura muerte de siete millones de personas cada año.
Sin embargo, existen destellos de esperanza que iluminan el camino hacia un futuro mejor. Uno de estos ejemplos resplandece en Girardota, al norte del Valle del Aburrá. Mariana Pérez, una niña curiosa, inició un sueño: limpiar el aire contaminado. Con la ayuda y orientación de su padre, comenzaron a crear los primeros prototipos de un dispositivo capaz de recoger agua y humo para generar un tercer compuesto.
Presentaron esta idea en una feria estudiantil cuando Mariana cursaba segundo grado de primaria. Aquella semilla sembrada más de una década atrás se convirtió en la empresa
Ecolair, creadora de la única planta de tratamiento de aire en toda América Latina. Esta planta captura el aire contaminado, lo filtra y transforma los compuestos en materiales que luego se utilizan para fabricar bolsas biodegradables y baldosas.
¿Cómo funciona la planta?
La tecnología utilizada en esta planta se conoce como Captura Directa de Aire (DAC, por sus siglas en inglés), que consiste en extraer dióxido de carbono (CO₂), gases de efecto invernadero y otros contaminantes directamente del aire, para darles una disposición adecuada o reutilizarlos. El aire contaminado es succionado y purificado por la planta de tratamiento FIVA, que utiliza una sustancia líquida para separar los compuestos y devolver el aire purificado al exterior. Con una eficiencia del 99,8%, esta solución altamente eficiente contribuye a reducir las tasas de contaminación.
El éxito y la eficiencia de esta planta llamaron la atención de la Alcaldía de Girardota, convirtiéndose en el primer municipio del país en contar con su propia planta de tratamiento de aire. Con una capacidad para purificar 2 millones de metros cúbicos de aire por semana, la planta captura, trata gases y materiales contaminantes como el material particulado, el dióxido de azufre, los óxidos de nitrógeno, el dióxido de carbono y el monóxido de carbono. Desde 2021, ha contribuido significativamente a mejorar la calidad del aire en todo el Valle de Aburrá.
¿Qué se hace con los contaminantes capturados?
Los beneficios de esta planta no se limitan únicamente a la purificación del aire. El sueño que Mariana tuvo en segundo grado de primaria se ha hecho realidad: la creación de un tercer compuesto que brinda nuevos usos a las partículas contaminantes. Ecolair está produciendo bolsas biodegradables con los compuestos restantes, que están siendo utilizadas por todas las entidades públicas del municipio de Girardota. Además, la empresa genera baldosas, ladrillos y otros materiales de construcción sostenibles, lo que ayuda a reducir la generación de nuevos ciclos de contaminación.
¿Y cómo se involucró Bill Gates?
El éxito de Ecolair ha sido tan notable que la Fundación de Bill Gates realizó una oferta directa para adquirir la empresa en su totalidad. La fundación, cuyo objetivo es lograr la neutralidad de carbono para el año 2030, envió representantes directamente a Girardota para conocer la planta y presentar su propuesta. Sin embargo, Mariana rechazó la oferta por temor a que su proyecto fuera olvidado. El dinero nunca ha sido su principal ambición. Después de la reunión, ella misma reconoció el potencial de Ecolair para transformar el mundo.
Mariana busca expandir su empresa a nivel internacional, no por su éxito personal, sino porque comprende que neutralizar la contaminación es vital para asegurar la supervivencia de la humanidad, y para crear un mundo mejor. Ecolair no solo alberga esperanzas, sino que cuenta con la inventiva y las patentes necesarias para generar un cambio real. Primero limpiar un municipio, tal vez mañana el mundo.