Con treinta y cinco años de experiencia profesional en el sector bancario, el catalán Joan Antoni Melé es un referente de la banca ética y uno de los mayores promotores de la economía consciente, las empresas socialmente responsables y la educación en valores. El especialista en Banca Ética nos dejó grandes enseñanzas para reflexionar y poner en práctica en pro de un mundo mejor.
Inspirar y provocar para que la gente saque el auténtico ser humano que llevamos dentro, poner al ser humano en el centro de la economía. Sus palabras le apuestan y proponen un cambio de conciencia. Sin cambiar de
rubro en su trabajo, hace diez años, Melé decidió dejar de perseguir solamente el progreso económico, y en 2006 resolvió impulsar y expandir los fundamentos de la llamada “banca ética”, un banco con otro tipo de valores.
Pero ¿qué características tiene la banca ética? Las características principales de la “banca ética” son dos:
Transparencia frente a sus clientes y usuarios
La financiación de proyectos de impacto social positivo (vinculados con la cultura, comercio justo, restauración del medioambiente, energías renovables, entre otras).
“La banca ética es un banco que define perfectamente cuáles son sus criterios a la hora de invertir el dinero y prioriza a las personas y el planeta”
A nivel mundial han decidido llamarle banca con valores porque la palabra ‘ética’ en algunos países la confunden con la ética moral y religiosa, así que la banca con valores ofrece al cliente los mismos servicios que un banco comercial, pero invierte solo en proyectos y en empresas socialmente responsables. Si otorga un crédito, será para cuestiones que específicamente promuevan el bienestar de la sociedad, con un enfoque de triple impacto: personas, planeta y beneficios.
¿Cuál es el camino a seguir? El consumo responsable es el nuevo paradigma que los ciudadanos, como consumidores, pueden practicar para tener mayor poder de decisión. “Desde el banco promovemos el uso consciente del dinero: que la gente se detenga a pensar. El dinero es poder. Cada vez que compramos algo, ejercemos una gran fuerza: podemos apoyar a una multinacional que no sabemos qué hace o a una empresa que sabemos que respeta a los trabajadores, a los proveedores, y que cuida el medio ambiente. Uno tiene que saber quién produjo lo que compra, dónde, y en qué condiciones humanas y medioambientales”.
En su conferencia magistral se mencionó la necesidad de “humanizar” las
empresas. ¿Qué deben hacer los empresarios?
“Mucho, porque ellos saben actuar en el mundo. Hasta ahora se movieron por el miedo y la codicia, creyendo que el mercado tiene leyes inamovibles. Pero el mercado no obliga a ganar el máximo explotando a la gente. Yo hago talleres de conciencia con empresarios y banqueros, y después de uno o dos fines de retiro, descubren que pueden seguir ganando dinero, pero encuentran otro propósito para sus empresas”
Estas son las empresas B, cuyo objetivo no es ser las mejores empresas del
mundo sino para el mundo. Cuando el empresario es responsable, descubre que hay un mercado esperándolo que antes no veía. “Hoy por hoy tan solo se habla de preparar a la gente para producir, para ganar dinero. Y resulta que siempre que hablemos de competir, hay quien perderá. Deberíamos ser más humildes para detenernos y preguntarnos si realmente estamos haciendo las cosas bien. Para modificar esto es necesario hacer un cambio en la educación. El sistema enseña a ser competitivo cuando lo que hay que enseñar es ética y valores humanos”.
La propuesta del conferencista Joan Antoni Melé propone una educación que contemple la armonía entre enseñar a pensar, enseñar educación emocional, a sabernos relacionar de otra manera unos con otros, y eso se hace sobre todo a través de la educación afectiva y de la educación de la voluntad. Cuando un niño es pequeño hay que educarle en la voluntad, no en una educación intelectual prematura. Hay que educar la voluntad, los hábitos, y luego dar importancia a la educación emocional.
“Hoy por hoy tan solo se habla de preparar a la gente para producir, para ganar dinero. Y resulta que siempre que hablemos de competir, hay quien perderá”.
La gran educación en casa pasa por la imitación, predicar con el ejemplo. Si los padres consumen, los hijos harán lo mismo. La escuela prepara a los chicos para ciencias y matemática. ¿Y los valores humanos, la ética? Se les educa para la competencia sin escrúpulos, sin valores, para ganar dinero y triunfar.
En la actualidad, hay una toma de conciencia sobre el uso que hacemos de
nuestro dinero. La crisis financiera está despertando un interés por saber en qué invierten los bancos los ahorros que se les confía y se ve la enorme necesidad de que se demuestre la importancia de que éstos sean transparentes en las inversiones. La complejidad y opacidad de muchas operaciones bancarias ha puesto al descubierto que algunas entidades no sabían dónde estaba invertido su dinero, y mucho menos sus clientes.
“Como ciudadanos, ya seamos clientes o no, debemos saber qué están haciendo las entidades financieras y el impacto que sus inversiones tienen en nuestras vidas”, añade en su conferencia Melé.
Los bancos son el corazón del sistema económico, como financiadores, los
bancos deben informar al público no sólo de sus propias prácticas, sino también de las actividades de los clientes a los que financian. Es decir, ser transparentes sobre las compañías, proyectos y países en los que invierten.
“En mis 30 años de trabajo en una caja de ahorros, ni a mí ni a ningún compañero o conocido en el negocio bancario nos preguntaron qué íbamos a hacer con el dinero que nos confiaban”, comenta Joan Antoni Melé. “Atribuyen a Henry Ford la frase de que ‘si la gente supiera lo que hacen los bancos con su dinero al día siguiente habría una revolución’. No sé si realmente la frase es suya o no, pero es totalmente cierto.
Para finalizar en exponer su punto de vista y su propuesta de banca ética, enfatiza en que “los bancos tienen la responsabilidad de ejercer más la transparencia, pero somos los propios ciudadanos quienes debemos exigírsela. Cuando vamos a un banco o una caja de ahorros, sólo preguntamos por lo que nos interesa: el precio y las características del producto que queremos contratar. Pero no hacemos una pregunta básica: ¿qué van a hacer con nuestro dinero? Como ciudadanos, debemos preguntarnos qué hacen los bancos con nuestro dinero porque no
sabemos si éste está apoyando sectores con los que no estamos de acuerdo”. Como ciudadanos, debemos preguntarnos qué hacen los bancos con nuestro dinero porque no sabemos si éste está apoyando sectores con los que no estamos de acuerdo.
¿En Latinoamérica cuál es el panorama?
El ejercicio de la banca ética ya lo hemos hecho en Europa, ya lo hicimos en
España y ahora estamos iniciando en América Latina, el estudio de viabilidad ya lo hicimos, es viable, ahora estamos estudiando en cada país lo que llamamos la prefactibilidad, que sectores son los más necesarios para comenzar a financiar, estamos trabajando en Medellín y Bogotá, quizás vayamos también a Cali donde surgen personas interesadas. Para poder hacer una banca ética necesitamos que la gente despierte la conciencia. Ahora estamos trabajando en colegios para incluir nuevos modelos de estudio y esperamos poderlo implementar en su gran mayoría.
Para poder hacer una banca ética necesitamos que la gente despierte la
conciencia. Esta es una propuesta revolucionaria en donde el ahorrador no ganará mucho, pero no perderá tampoco. Responsabilidad social por parte de las instituciones financieras y mayor concienciación por parte de los ciudadanos a la hora de elegir a qué banco o caja de ahorros confían su dinero. Y entre ambos, la transparencia se presenta como el eje fundamental en el camino hacia una sociedad más sostenible.