A pesar de que se realizan muchas transacciones al día, algunas de ellas cuentan en la vida crediticia y serán vitales para acceder a créditos.
La “vida crediticia”, un término que para los experimentados es claro, pero para las nuevas generaciones es inexplorado y con repercusiones desconocidas. ¿Qué significa tener un buen o mal puntaje ante una entidad bancaria o financiera? Y, ¿de dónde sale el puntaje?
Precisamente, dentro de este concepto de vida crediticia, entrarán temáticas obvias como las compras con tarjetas de crédito, solicitudes de créditos de libre inversión, compras a cuotas, y más. Sin embargo, hay otras transacciones que influencian el puntaje crediticio y la ‘reputación’ que este trae consigo.
El historial crediticio
Se trata del comportamiento frente a los compromisos financieros que se realizan durante toda la vida, es decir, desde el momento en el que comenzamos a usar productos y servicios como personas naturales.
Es una suerte de ‘hoja de vida’ financiera, y sirve como carta de presentación. Durante nuestra vida crediticia, las decisiones que tomemos se verán reflejadas en oportunidades en el futuro. Un buen historial crediticio se convierte entonces en puerta de entrada a más opciones de crédito y un mal historial se convierte en restricciones y endeudamiento.
Las compras que entran en ese historial crediticio
Son variados los pagos que entran a registrar dentro de los operadores de información (antes centrales de riesgo), cuya función es la de recolectar, almacenar y procesar la información financiera, crediticia, comercial y de servicios; para que se organicen y se haga una valoración respectiva sobre la vida crediticia de una persona.
En este rubro entran compras en establecimientos comerciales como almacenes de cadena, en donde se incluyen la tecnología y los electrodomésticos; las transacciones que se realizan en los operadores de celular como equipos, audífonos y tecnología, además de las facturas que se pagan mes a mes en planes pospago.
También están los servicios privados que se utilizan en el hogar como la televisión y el internet, los cuales se han vuelto casi que vitales en la calidad de vida de las personas en nuestro país, por lo que tener varios planes o estar en mora con alguno puede alertar a los operadores de información.
Aparte de estos procesos, entran los productos crediticios asociados a los productos que se compren a cuotas. Además, también están involucrados los créditos de todo tipo en los bancos con los que se tengan cuentas de ahorro, tarjetas, préstamos de libre inversión, entre otros.
¿Estas compras pueden generar reportes en centrales de riesgo?
Después de la Ley de Borrón y Cuenta Nueva, millones de colombianos se acogieron a esta medida para reducir su tipo de permanencia en la ‘lista negra’ de las centrales de riesgo, a las cuales se puede ingresar de manera sencilla, pero salir de ellas prueba ser un inconveniente, ya que si alguna de las compras anteriormente mencionadas tiene un tiempo en mora considerable, podrá afectar el puntaje para adquirir más productos y servicios a futuro.
Por ejemplo, si la mora de una deuda es inferior a dos años, el reporte no podrá exceder el doble del incumplimiento, en ese caso si son 18 meses, será reportado por el doble, es decir, otros 18 para un total de 36 meses, y así con cada caso puntual. Sin embargo, si la mora pasa los dos años estará reportado en un máximo de cuatro años, una vez usted cancele el valor total de la deuda que tenga.
En definitiva, las compras que se realicen en los rubros mencionados en este artículo pueden tener una relevancia positiva en su historial crediticio, mientras no se encuentre en mora con la entidad, sin embargo, la otra cara de la moneda está cuando incumple las obligaciones, ya que corre el riesgo de pasar un buen tiempo reportado y sin poder hacer mayores operaciones crediticias. A tomar conciencia del gasto.}