Austeridad y calma, son algunos de los conceptos con los cuales economistas indican que las organizaciones financieras, empresarios y colombianos, deberán tomar el inicio de una economía nacional que no termina de alzar cabeza.
Los efectos de la crisis económica y social que se agudizó en el país tras la pandemia por el Covid – 19, siguen siendo actores principales en las finanzas nacionales, las cuales, si bien tuvieron un “respiro” sobre el 2021, no terminan de recuperarse del todo.
El economista de la Universidad del Rosario, Ph. D. en Economía y maestría en Economía Matemática y Econometría de la Universidad de Toulouse (Francia), Juan Daniel Oviedo, indicó que “a partir del año 2022, la economía colombiana se encuentra sobre expuesta al contexto internacional y esto no se debe a un tema político o un tema ideológico sino a los resultados de decisiones económicas que se ha venido tomando particularmente en el contexto de la pandemia”.
Oviedo también aclaró que muchas de esas decisiones se vieron impulsadas para poder financiar “un gasto social muy importante en materia de salud, empleo y protección social”, las cuales afrontó todo el territorio nacional.
Según el experto, debido a las condiciones de pandemia y su movilidad, no solo en el país se actualizó de una forma drástica de consumo, “lo cual ha generado también una presión en la inflación”.
“Entonces en este escenario que nosotros estamos viendo particularmente del año 2022 y que vamos a ver consolidándose en los 2023 nos llega una dosis de inflación, tanto por costos de producción nacional e internacional como por la aceleración de la demanda ante el afán de los consumidores de actualizar sus decisiones de consumo”, puntualizó.
“En 2023 la inversión podrá llegar a niveles que pueden estar por debajo del 10% de los niveles inversión que teníamos en el 2019”.
Cabe recordar que este fenómeno económico es característico de toda la situación global y sobre todo regional de América Latina y el Caribe. Frente al alza del dólar, según Oviedo, “algunos discursos por parte del Gobierno Nacional asociados no a una transición energética sino un cambio súbito de perspectiva sobre la exploración y explotación de hidrocarburos, generó una reacción en términos de incertidumbre y de desconfianza por parte de los inversionistas internacionales”.
Situación que luego cambió ante la moderación en el discurso del Gobierno y también como resultado de la reforma tributaria, “pues ya tenemos una fuerza de recursos para financiar la deuda, para financiar el funcionamiento del Estado”, puntualizó.