Su vida está íntimamente ligada al tema del cooperativismo en Colombia y el mundo, esto corre por las venas de esta antioqueña conocedora como ningún otro de este tema. Es una enamorada de sus hijos y recuerda con admiración la valentía de su madre, quien nunca se dejó vencer por la adversidad.
En medio de la celebración de los 60 años de Ascoop en el 2020, son muchos los que se destacan por su inigualable labor a favor del cooperativismo en Colombia. En esto, hay un gran protagonismo de mujeres sin las cuales sería imposible contar esta historia llena de luchas, logros, momentos difíciles pero también importantes victorias.
Para celebrar en este mes de marzo el Día Internacional de la Mujer, le preguntamos a destacadas líderes del sector, acerca de cuál consideran es su referente en el mundo del cooperativismo por su compromiso, dedicación, conocimiento, empoderamiento e inspiración
para otras mujeres y coincidieron en un mismo nombre. Tanto para Graciela Fernández, presidenta de Cooperativas de las Américas, Xiomara Soberanis, presidenta del Comité Regional de Equidad de Género de Cooperativa de las Américas y Angélica Soberanis, presidenta del Comité Regional de Juventud de la ACI Américas, esa mujer es María Eugenia Pérez Zea, actual directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Cooperativas (Ascoop), y por esta razón ella es nuestra invitada en Líderes en Perspectiva.
María Eugenia, además de presidir Ascoop, es abogada de la Universidad de Medellín, especialista en Evaluación Socioeconómica de Proyectos y Derecho Administrativo, experta en Derecho Cooperativo y en Análisis de Equidad de Género.
Ha sido líder cooperativista en Coomeva durante 18 años y es la primera mujer que logra alcanzar el puesto directivo más alto de la entidad como presidenta de la Junta Directiva 2010-2017) y como presidenta de la Junta Directiva de Ascoop (2015-2017).
Fue presidenta del Comité de Equidad de Género de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) entre 2011 y 2018, presidenta del Comité Regional de Equidad de Género de la ACI (CREG ACI) entre 2010 y 2014 y vicepresidenta del CREG ACI entre 2014 y 2018. La ACI es el organismo responsable de promover las acciones del cooperativismo mundial en torno al logro de la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, y la consideración de la perspectiva de género en todos los aspectos de la actividad cooperativa.
Además de esta brillante hoja de vida, también es madre de tres jóvenes, Laura Isabel, Andrés Darío y David Alejandro. Su calidez se hace evidente desde el momento de saludarla y así nos recibió en su oficina donde respondió con profundidad cada pregunta, dejó notar que su pasión por el cooperativismo sigue intacta y donde incluso hubo lágrimas de emoción al
recordar los mejores momentos durante estos años.
Hoy les traemos sus respuestas, que no se limitan a ser las apreciaciones de una gran ejecutiva sino más allá de esto, revelan el corazón, la tenacidad, el criterio y la capacidad de una Líder en Perspectiva.
Perspectiva (P): ¿Cuál es el aporte de la mujer en el cooperativismo colombiano y en el mundo?
María Eugenia Pérez Zea (M.E.P.Z): El principal aporte es que le ha dado un dinamismo
especial al cooperativismo. Recordemos que estas fueron las primeras empresas que les dieron participación a las mujeres y eso sucedió en una época en que éramos tratadas como ‘una cosa’ que no era sujeta a derechos y obligaciones. Las cooperativas dieron la posibilidad y el ejemplo está en los Pioneros de Rochdale, cuando esta primera mujer se acerca con sus
cinco peniques para ser asociada, los demás no encontraron cómo oponerse y tuvieron que aceptar su registro. Esto enseñó que sí había espacios para las mujeres.
Desde esa época para acá, nosotras hemos ido creciendo en la membresía y hoy somos el 50% en todas las cooperativas, incluso en algunos casos llegamos al 57%. Pero cuando se mira cuál es la composición de la dirigencia, de los comités, de la gerencia misma de las cooperativas, ahí
es donde nosotras no aparecemos, esto lo reconozco como un proceso cultural en el cual tenemos que ir creciendo todas las mujeres.
Se trata de atrevernos a participar en las instancias de decisión, en las instancias democráticas, en los espacios de elección, en pensar más con la intencionalidad de participar en los procesos de selección de personal para un gerente o para un cargo de la cooperativa.
Por eso considero que el aporte del cooperativismo a las mujeres es que nos ayudó a tener conciencia de que somos actores económicos en las comunidades y actores sociales, lográndolo alrededor de una cooperativa.
P: Hablemos del cooperativismo en materia de derecho, ¿cuáles serían esos otros retos pendientes para las mujeres?
M.E.P.Z: Desde las mismas normas se debería ampliar la participación de las mujeres. Hay otra frase que menciono mucho y es que si a uno no lo mencionan uno no existe y en nuestros estatutos nunca se habla de hombres y mujeres, siempre se habla de ‘los asociados’, ‘los miembros de la organización’, pero a las mujeres específicamente no se nos menciona y eso
tiene una connotación en el cerebro y en el ser.
Acerca de cuál sea el mecanismo para corregir esto, cada organización lo tiene que determinar porque hay algunas que hablan de la ley de cuotas, en mi caso yo prefiero hablar de la proporcionalidad. Si en una cooperativa las mujeres no son sino el 10%, pues que su participación sea del 10% pero si son del 57% tiene que ser más de la mitad. Pero como por algo se debe empezar pues hay que garantizar por lo menos una participación mínima; sin embargo no debemos quedarnos solo allí. En la legislación colombiana se dice que por lo menos el 30% de los funcionarios públicos deben ser mujeres y en algunas organizaciones se resignan a esa cifra. No debe ser así, el mínimo es ese 30% pero hay que estimular a que la gente participe más.
P: En el año 2019, bajo la ponencia “El empoderamiento de las mujeres a la vanguardia del desarrollo sostenible”, planteó la preocupación por temas como salario digno, empleo digno y visibilidad de la mujer. ¿Cómo está aportando el cooperativismo en esos aspectos?
M.E.P.Z: Considero que aporta mucho porque creo que las empresas cooperativas son las que primero se han preocupado porque los hombres y las mujeres que trabajan en su entidad,tengan un equilibrio salarial con todas las responsabilidades que esto conlleva, incluso más que en otro tipo de empresas.
En los últimos cinco o seis años ha venido como un boom por hacer visible el tema de las brechas salariales y Colombia ha mejorado un poquito al respecto, si uno compara con otros países a nivel mundial o americano. Entonces, las cooperativas deben ser cada vez más conscientes en el análisis de sus plantas de cargo y que no importando si es hombre o mujer se
pague lo mismo; además, buscar dar más oportunidades a las mujeres, para que tengan realmente un salario digno y un empleo digno.
Lo que no debe ocurrir es el caso de algunos hechos, que afortunadamente son aislados, que cuando hay un hombre gerente que sale de la cooperativa y nombran a una mujer, a ella le pagan menos. Con las mujeres ocupando esos cargos se tienen ventajas, nosotras no hacemos los gastos que hacen los hombres, y con eso no estoy estigmatizando a nadie, pero para ellos es más fácil salir y tomar tragos, nosotras no. Nosotras sabemos usar muy bien los recursos porque cuidamos el presupuesto de la entidad como si fuera el propio.
P: ¿Considera que todavía hay alguna deuda pendiente del cooperativismo hacia la mujer?
M.E.P.Z.: La gran deuda es darle los espacios que se merece. No ponerla en esa balanza desequilibrada donde los espacios están pero se les demanda que lleguen en medio de muchos tropiezos e impedimentos. Hay que formar a las mujeres para que tengan aspiraciones, seguridad, que sepan que son capaces, porque a pesar de tener todo el conocimiento necesario no se atreven a postularse. Además, es necesario garantizar los espacios de participación y representación porque en Colombia son muy contadas las
ocasiones en que las mujeres contamos con un porcentaje mínimo garantizado de participación. En Nicaragua, Chile, Argentina y Paraguay las mujeres saben que tienen una cuota y por ejemplo en Chile, Costa Rica y Nicaragua esta es del 50%, así la lucha es diferente.
En cambio aquí la base es que hay 100 cupos, usted verá cuál logra, entonces se ve obligada a trabajar sin ninguna experiencia, aventurándose en ese futuro incierto e imposible.
P: Ha manifestado su preocupación por la labor de la mujer en el campo rural, ¿cómo avanzar en esa área?
M.E.P.Z.: Hay mucho trabajo que hacer en el campo rural porque allí las mujeres están muy desprotegidas. De ellas podemos decir que son las más valientes de todas porque atienden la casa, los hijos, el campo; ellas en muchas ocasiones son las que cultivan, abonan, riegan,cosechan, pero ellos son los que van a ser los negocios y no hay remuneración para ella. Pero
la idea es que desde el cooperativismo les enseñemos a ellas a hacer cooperativa. Sobre esto tengo una experiencia muy bonita en Honduras con una cooperativa de mujeres en la cual ellas empezaron a comprar pero allá las mujeres de la cooperativa no eran titulares de la tierra, entonces ellas empezaron a crear unos fondos. Trabajaban a la par con los hombres en labores duras y eran minifundistas. Los hombres eran los titulares de la tierra, ellas no; los hombres cultivaban, ellas comercializaban pero seguían en la misma pobreza. Con la cooperativa fueron trabajando también con sus maridos, hoy tienen una empresa que está certificada, empezaron a comprar tierra y a cultivarla; actualmente son dueñas de la tierra, siguen produciendo y la envían a Alemania porque tienen todos los certificados de que son amigables con el medio ambiente y tienen certificaciones de calidad de producción.
Y en el caso colombiano con la mujer rural tenemos toda la deuda pendiente porque en el cooperativismo tenemos esa región muy olvidada.
“Cuando una mujer está empoderada económicamente y logra la autonomía, esa familia progresa, vive bien, come bien, tienen buena salud, estudian y salen adelante. Eso es ganancia para la sociedad”.
P: Con respecto al cooperativismo y el cumplimiento del objetivo de desarrollo sostenible del empoderamiento de la mujer y la equidad de género, ¿cómo evalúa el aporte desde el cooperativismo para ese propósito?
M.E.P.Z. : Ha sido un aporte valioso porque las cooperativas al ser herramientas que permiten la inclusión social y económica, al ser empresas donde el ser humano es lo más importante y dónde lo que se hace es sumar pequeños aportes para un objetivo común, eso termina siendo
la gran empresa que puede construirse entre todos.
Sin embargo considero que a los cooperativistas nos falta contar todo eso que hacemos, tenemos dificultad para comunicar y somos tacaños a la hora de invertir en esa área, todo nos parece muy caro. Los presupuestos de comunicaciones, de difusión, de publicidad o de mercadeo son muy pequeños en comparación con el tamaño de la organización. Porque
nosotros debemos contar qué hacemos, dónde, cómo y con quién para que la gente se entere.
“Dentro de nuestras empresas tenemos el caso de una sola que ha dado 3800 becas para ciclos completos de educación, es decir, carreras completas. A través de Ascoop se invirtieron 30.000 millones de pesos en el Distrito de Bogotá que recolectamos durante 10 años para aportarle a la Secretaría de Educación y esas cosas no las contamos”.
Nosotras hemos aportado mucho a los objetivos de desarrollo sostenible en cuidado del medio ambiente, en inclusión, reducción de la pobreza, educación, en equidad de género, porque a pesar de las desigualdades que hay todavía, hemos contribuido más que otros sectores.
P: La doctora Maria Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres, ha dicho: “Lo primero que tenemos que hacer es confiar en nosotras mismas” ¿Cómo analiza esta frase en su vida?
M.E.P.Z.: Yo me he tenido buena confianza…(risas), pero nosotras hemos sido educadas con el ‘no puedo’. Se nos ha dicho: usted no se puede subir, usted no puede jugar así, no puede pegarle a nadie, usted cómo va a pensar hacer eso. En mi caso decían: usted cómo teniendo tres niños se va a ir de líder en una organización donde los fines de semana va a tener que estar fuera de la casa. Yo crecí con eso y maduré con eso pero me convencí de que todo se puede lograr.
En cambio a los hombres los hemos educado diciéndoles súbase, hágalo, no le de miedo, sea valiente. Hay muchas cosas que se le han dicho a los hombres en su formación que ayudan a que ellos sean empoderados. Entonces lo que hay que hacer es empoderar a las mujeres, enseñarles que sí pueden, que pueden aspirar, concursar, ganar y también perder y que no
tienen que declararse derrotadas por eso. En mis charlas les digo que no tengan miedo a perder porque no tenían nada ganado y cuando uno se postula, no soy dueña del cargo.
Entonces si no tengo nada ganado, no debo tener miedo a perder.
Y en eso siempre van a ganar cosas, van a ganar experiencias, van a ganar conocimientos y está la posibilidad de postularse en otra ocasión. Creo que las mujeres tenemos que vencer ese miedo con el que hemos sido educadas y no solo en Colombia, eso sucede en todo el mundo.
P: En alguna ocasión mencionó que los milagros son posibles, ¿cómo ha visto que esa frase se hace realidad en su vida?
M.E.P.Z.: Yo creo que mi vida misma es un milagro, desde el momento de nacer, crecer y ser lo que soy hoy. Más allá de que los milagros son posibles, lo que creo es que todos los sueños es posible hacerlos realidad. En mi caso vengo de un hogar normal donde no estuve en la miseria pero si con muchas limitaciones, mi mamá quedó viuda a los 26 años con tres niños, yo era la mayor y tenía 5 años y ella se dedicó a trabajar como hoy lo hacen muchas mujeres, sacando a su familia adelante, con limitaciones pero siempre hubo un plato, un vestido limpio y educación. Ella nos decía estudien para que puedan salir adelante y no les toque matarse,
cómo me está tocando a mí, y nos formó en eso. Con mis hermanos, hoy todos somos profesionales, tenemos posgrados y todos tenemos una familia conformada.
Yo soy la directora de la Asociación Colombiana de Cooperativas, mi hermano es docente de la Universidad de Antioquia y se desempeña como médico veterinario y zootecnista y mi hermana trabaja desde hace muchos años en el sector bancario y de fondos de pensiones.
Por eso sí creo que con Dios todo se puede, que los sueños se vuelven milagros y se hacen realidad.
P: Vamos con otra frase, pero esta la dijo uno de sus hijos cuando le preguntaron con qué frase identificaría a la mamá y el mencionó: “La grandeza viene de pequeños comienzos”, ¿qué siente al ser identificada con esta frase?
M.E.P.Z.:Me emocionó mucho, porque yo nunca los había oído hablar de mí y tampoco de temas cooperativos; normalmente no hablo de eso en la casa, yo llego y cancelo el tema del trabajo,no soy de las que me llevo el trabajo para la casa. Incluso a veces me preguntan mami, vos qué es lo que haces, dónde trabajas, para qué te vas a ir a Naciones Unidas o por qué te vas a ir a la OIT o porqué te invitaron a dar una conferencia en España, o en Francia, o en Honduras.
Entonces cuando vi a mis hijos hablar de mí, se me salieron las lágrimas de emoción. Esa frase me llamó mucho la atención y cuando hablé con él sobre esto me dijo, tú siempre nos has dicho que todo tiene un comienzo, que uno no sabe patinar en una pista sin haberse caído y montado en los patines, caído y aprender a tomar equilibrio y así seguir adelante.
Porque en la vida tuve dos opciones, ser una muy buena mujer o ser una muy mala mujer. Además, crecí en una época en que en Medellín las niñas agraciadas podíamos tener muy buenos amigos o muy malos amigos. Yo escogí, gracias a Dios, el buen camino porque muchas
de quienes fueron mis compañeras hoy no están vivas, igual pasó con muchos de mis amigos, por toda esa cosa de la violencia y lo que allá pasó.
Por eso hay varias frases que siempre les digo, como: la verdad siempre es la mejor opción.
Entonces, ese día entendí que esa formación si les había quedado y que esos pequeños comienzos como es hacer bien su trabajo, hacer bien su tarea, tender bien su cama, recoger la ropa, llevar la ropa a la lavadora, eso quedó bien. “Las cosas grandes no se hacen de la noche a la mañana, son la suma de pequeños detalles, de pequeñas acciones…yo digo que con tal de que alguien me recuerde después de que muera, ya con eso tengo la tarea bien hecha”.
P: Tres mujeres destacadas en el ámbito del cooperativismo, como son Graciela Fernández, Angélica Soberanis y Xiomara Núñez, la tienen como referente de la mujer de hoy. ¿Qué opinión le merece esa percepción que tienen ellas sobre usted?
M.E.P.Z.:No siento que haga nada extraordinario, es decir, yo hago sólo lo que me nace y tengo que hacer pero me llena de orgullo. Pues el hecho de que mujeres como ellas que son empoderadas y exitosas, que Graciela díga que me admira, que Xiomara me ponga como un referente y que Angélica, que es de las nuevas generaciones, reconozca en mi eso, significa que he hecho las cosas bien, con mucha pasión y compromiso.Creo que nosotras nos tenemos que ayudar, tener solidaridad entre mujeres porque eso nos hace mucha falta. Tenemos que aprender a armar equipo, los hombres arman equipo muy fácil, a nosotras las mujeres nos cuesta un poquito pero cada día menos.
P: Y para terminar, ¿tiene algún referente de mujer en su vida?
M.E.P.Z.: Tengo dos muy especiales, una es mi mamá…(solloza de emotividad)…porque mi mamá me enseñó todo lo que se y es una mujer que fue muy guerrera en unas circunstancias muy adversas, porque quedar viuda en los años 70, con esa juventud, nunca había trabajado en una empresa pero tenía una ventaja, era muy alta para la época, mi mamá medía 1.75 y entonces en Medias Cristal, hoy Punto Blanco, llegaron unas máquinas y necesitaban mujeres que midieran más de 1.70, a ella la entrenaron y trabajó allá muchos años. Siempre tuvo una premisa para con sus hijos: que estudiáramos y que lucháramos por los sueños; esa frase de
los sueños no es mía, es de ella. Creo que ella fue mi mejor maestra en lo que es la vida y cómo comportarme en la misma.
Y una mujer que admiro mucho en el cooperativismo es Pauline Green que fue la que rompió el techo de cristal en la ACI, pues después de 100 años por fin llega una mujer a ser presidenta de la Alianza Cooperativa Internacional, pero hay muchas mujeres, de aquellas que uno conoce del común , de las que están por allá en los campos, que son líderes comunales, que llevan las brigadas de salud. En el inicio de mi carrera como abogada veía las mujeres en el campo y en el pueblo, cómo se esforzaban por llevar bienestar y calidad de vida a sus niños. A esas mujeres del común hay que admirarlas sobremanera.
También tengo como referentes en mi vida a Graciela Fernández por su carácter para plantar una posición, eso es un empoderamiento al máximo o en la misma Xiomara, una enfermera profesional, que se hizo a pulso, con todo el sacrificio y que ha luchado en este mundo cooperativo contra muchas barreras.