Julián Francisco Figueroa Espinel
Ecólogo PUJ
MSc Gestión Ambiental PUJ
Profesor e investigador universitario
Miembro de Unicossol
En un momento de crisis, como el actual, es cuando reflexionamos acerca de nuestras acciones y actitudes para proyectar cambios que puedan evitar una situación similar. Pero ¿esto es nuevo, ya se había hecho o es suficiente con proyectar cambios?
El movimiento ambiental no es nuevo, nace desde la década de los sesenta con la manifestación de un grupo de personas ante un modelo de producción insostenible, lo cual fue reiterado en una de las reuniones más importantes en el área, “la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (CNUMAH), también conocida como Conferencia de Estocolmo” en 1972. (Organización de las Naciones Unidas – ONU, 1973)
Después de ese surgimiento y esa primera reunión han existido otras
conferencias, protocolos, acuerdos y tratados sobresalientes. Es importante
reflexionar sobre los planteamientos y acciones que dan origen a la visión
ambiental, lo cual conforma la base de lo que sucede hoy día.
El capítulo uno del CNUMAH inicia así: “El hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da el sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente” (p, 03). Todo lo que la especie humana hace se remonta al Planeta Tierra, por tanto, le debemos la vida, y si no cuidamos de él vamos a dejar de existir. Por esta razón el ambiente constituye un área temática para la educación y la acción que conllevan a la supervivencia de la especie humana.
En 1972 se mencionó que: “Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros actos en todo el mundo atendiendo con mayor cuidado a las consecuencias que puedan tener para el medio. Por ignorancia o indiferencia podemos causar daños inmensos e irreparables al medio terráqueo del que dependen nuestra vida y nuestro bienestar” (p, 03). Si se hace una lectura minuciosa de lo anterior y después de 48 años de haberse escrito, se puede apreciar que el planeamiento es el mismo frente al que se tiene en el presente, sin que existan cambios significativos.
Se puede pensar que somos una sociedad más desarrollada, con mayor
capacidad tecnológica, y que esto incluso puede perpetuar la vida del ser humano; lo cual no es del todo correcto. El tema del virus o la pandemia no es algo nuevo, más bien es una situación que la mayoría de las personas que vivimos en el momento no lo habíamos experimentado directamente. Según la revista National Geographic en 1957 se dio origen a la gripe aviar en la península de Yunán, China, registrando más de un millón de muertes en el planeta. Posterior a esto “Una variación del virus de la gripe A (H3N2) procedente de Honk Kong registró un millón de personas fallecidas”. Esto sin contar que el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH), de acuerdo con la publicación, “ha podido causar alrededor de 25 millones de muertes en todo el mundo”. (Huguet P, 2020)
Esto es tan solo una arista de la problemática ambiental. Si se hace el mismo recuento con problemas de inundaciones, deforestaciones, plagas, cambio climático, hambruna, deslizamientos, malnutrición entre otros; se puede evidenciar que nada es nuevo, sino que corresponden a ciclos para los cuales nunca hemos estado preparados.
La diferencia entre la pandemia que estamos viviendo con relación a otras
situaciones similares es la globalización de la información, que permite conocer el registro de enfermos y muertos, así como la expansión mundial del virus a diario, lo cual hace que se incremente la incertidumbre y se acerque la problemática a cada persona. Entenderemos y haremos un cambio de acciones cuando alguien cercano se enferme. Comprender que los sucesos son reales y cercanos a cada uno de nosotros nos lleva a modificar nuestra conducta, lo cual podemos hacer rápidamente si queremos.
Hablar de ambiente y sostenibilidad es una cuestión de supervivencia.
Pensar cómo podemos disminuir nuestros impactos, al tiempo que se garantice una buena calidad de vida para todos, no es esperar a que el planeta haga todo por nosotros, es hacer algo por vivir en armonía y solidaridad con todos los individuos del globo terráqueo.
El ambiente se aborda desde tres ejes principales: económico, social y natural. Desde el lado empresarial, no debe creerse que una organización es sostenible porque repone los daños que causa a través de reconversión energética, reforestación, proyectos comunitarios y otras actividades. Las acciones nombradas anteriormente están inmersas en un marco ambiental, pero no se garantiza que se alcance la sostenibilidad.
Hablar de sostenibilidad y empresa hace que repensemos el modelo de
producción y consumo; todos los involucrados por medio de las acciones logramos generar cambios positivos o negativos. Una elección de un bien o servicio para consumo debe conllevar a un análisis, no solo a través de costos si no se componentes, origen y otros intangibles vinculados. Un consumidor informado y educado exige a la empresa productos de calidad, por tanto, este actor es activo y consiente que puede generar cambios.
Todas las personas generamos impactos ambientales, la idea es reconocerlos estudiarlos y disminuirlos. La empresa funciona igual y es importante que reconozca sus impactos desde los proveedores, con el fin de generar productos y servicios con diferenciales sociales y ambientales que sean conocidos por los consumidores a través de principios de transparencia.
En Colombia se encuentran ejemplos muy importantes y reveladores de
elementos de sostenibilidad que hasta ahora se están dando a conocer. Existen emprendimientos sociales; negocios verdes con certificación, y otros en procesos o territoriales (sistemas participativos de garantías); economía social y solidaria, que de acuerdo con sus principios y constitución tienen estructuras sociales y ambientales.
Vale la pena reconocer más los productos y servicios de las organizaciones que son realmente ambientales y no solo las que dicen serlo; esto con el propósito de premiarlos a través de la elección y compra de los productos que ofrecen. Y por último desde las diferentes organizaciones es importante orientar los planteamientos hacia un equilibrio ambiental, que contemple mejorar y ser eficientes en la producción, de modo que se acerquen más a la sostenibilidad, al fin y al cabo, es para beneficio de todos nosotros, es una cuestión de vida.
Bibliografía:
Huguet P, G. (2020, May 14). Grandes pandemias de la historia. Recuperado de:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/grandes-pandemias-historia_15178/7#slide-6
Organización de las Naciones Unidas- ONU. (1973). Informe de la Conferencia de las Naciones
Unidas Sobre el Medio Humano.